Tras más de tres décadas enseñando Danza Clásica y Creativa a estudiantes de todas edades en el ámbito privado, durante el transcurso de la complicadísima etapa de pandemia y confinamiento, decidí dedicar mi tiempo a lo que mas me ha motivado como docente: entender y saber transmitir las claves de una enseñanza efectiva .
Desde aquí me gustaría mostrar todo mi apoyo y comprensión a esos grandísimos y poco reconocidos profes luchadores de las academias y centros de danza privados, que capean los temporales con enormes sonrisas dentro de sus mascarillas. Vayan estas palabras para mostrar mi admiración a todos ellos.
Los docentes de danza somos los transmisores de unos valiosos valores que aportan a la vida de nuestros alumnos y alumnas arte, cultura y sensibilidad. También proporcionamos las herramientas necesarias para que sus cuerpos y sus mentes se adapten a la exigente técnica corporal. Para este viaje tan apasionante que lleva de la mano el conocimiento del propio cuerpo, las relaciones con un entorno social-grupal y la manifestación de emociones es necesario tener la motivación y energía suficientes para emprender la difícil pero emocionante tarea de la enseñanza.
Te invito a enamorarte de esta profesión a través de los ojos de tus alumnos. Viviendo con ellos su proceso de aprendizaje, sentirás que eres útil y necesario. La meta es llegar a formar parte de sus vidas inculcándoles pasión y amor por la danza.
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